Entre las críticas de los más férreos oponentes de la teoría kuhniana de la ciencia sobresale un reparo que fue planteado simultáneamente tanto por Popper (1970), como por su discípulo Watkins (1970).-Ambos filósofos sostuvieron que, si nos comprometemos con la tesis que afirma que hay Ciencia Normal, tendríamos que aceptar la consecuencia absurda de que las teorías científicas degeneran en dogmas. En este trabajo mostraré que la tesis de Kuhn no tiene las implicaciones desastrosas atrás señaladas y que Popper -y Watkins- ofrecen una imagen increíblemente distorsionada de la naturaleza misma de la Ciencia Normal y de los paradigmas, a tal punto que las razones en las cuales Popper basa la acusación de dogmatismo dependen de un argumento defectuoso. Para ello, voy a contrastar los patrones históricos que Kuhn identifica en los episodios de Ciencia Normal, con las características que le atribuyen sus críticos. Argumentaré, a partir de las contribuciones de Hooke a la mecánica clásica, que no es cierto que uno de los atributos que distingue a los “científicos normales” sea la adhesión doctrinaria, i.e., que el científico normal está obligado a suscribir una teoría por moda o por autoridad.
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